Existen varios indicios para saber que ya estamos en Navidad; las luces de El Cortes Inglés, el encarecimiento de los precios, los anuncios de colonias por doquier y, desde hace tres años, la llegada de la trilogía de «El Hobbit» a las pantallas de cine.
Con la llegada de «La batalla de los cinco reinos» se cierra la trilogía cinematográfica de «El Hobbit» y también la emisión de películas basadas en los libros de Tolkien, que se inició con «El señor de los anillos» hace más de una década. «El Hobbit», como era de esperar, ha sido un gran éxito de taquilla en sus tres partes y ha llenado las arcas de sus productores, aunque las críticas de los especialistas y los amantes del mundo Tolkien en general han sido bastante duras.
En esta ocasión, la historia se inicia con la muerte de Smaug a manos de Bardo, el hombre más valiente de su poblado, y luego la trama se concentra en la lucha de los enanos, liderados por Thorin Escudo de Roble, que vemos que se va convirtiendo en un ser dominado por la codicia y el egoismo dentro de la guarida del dragón y los elfos, liderados por Thranduil (padre de Legolas y de natural orgulloso) contra un ejército de orcos numeroso, torpe y lleno de maldad; todo ello, con Bilbo escondiendo una piedra mágica, utilizando el anillo que lo hace invisible y demostrando su valentía.
La tercera parte de «El Hobbit», al igual que las dos partes anteriores, no podemos decir que sea una «mala» película; los paisajes son espectaculares, las batallas son entretenidas, los personajes son conocidos por la audiencia y generan interés… pero, sin embargo, se nota demasiado que han intentado alargar la historia con personajes inventados, gags graciosos (que no consiguen serlo) y escenas que intentan ser épicas y provocan carcajadas (esa escena en la que Galadriel lucha contra las fuerzas del mal convertida en una especie de zombie de «The Walking dead» pasará a los anales del cine).
Aún así, y hasta que «El Simarillon» llegue a las pantallas, si llega algún día, hará las delicias de pequeños y no tan pequeños con ese estilo único y toda esa mitología, que traspasa la pantalla, al igual que traspasó las páginas de los libros hace muchos años.
Redactor: José Miguel Esporrín