Para deleite de sus millones de seguidores (a fecha de hoy, «Sinsajo» supera los 600 millones de dólares en taquilla a nivel mundial y será una de las cintas más vistas del año), ya ha aterrizado en las pantallas la tercera parte de «Los juegos del hambre», que se dividirá, a su vez, en dos partes, cerrando el ciclo en noviembre de 2015.
En esta ocasión, Katniss, que ha sido rescatada de la edición 75 de Los Juegos del hambre, despierta traumatizada en el Distrito 13, que todo el mundo creía que había desaparecido, pero permanecía vivo bajo tierra. Allí, descubre que el Distrito 12 fue destrozado tras el final de los juegos y se reencuentra con su familia y su querido Gale, pero no con Peeta, que no pudo ser rescatado y ha terminado en manos de El Capitolio.
Enfadada por la traición de Haymitch, que le prometió que ayudaría a Peeta por encima de todo, Katniss se convertirá, casi contra su voluntad, en la imagen de los rebeldes que lidera la ambigua presidenta Coin con el afanado Plutarch como mano derecha. Desde ese momento, Katniss tendrá dos objetivos: rescatar a su amigo del alma y derrotar al malvado Snow, dispuesto más que nunca a arrasar con todo.
Pese a las consabidas críticas («Sinsajo» es la primera parte de una película completa y sabe a poco), «Sinsajo» consigue traspasar el espíritu del libro a la pantalla, ya que crea un ambiente gris, tétrico e irrespirable, ese que precede a un final, que promete ser sangriento, dramático y no precisamente feliz.
Además, la cinta consigue salirse de esa etiqueta de distopía teen, que tanto daño le ha hecho, creando una trama de máxima actualidad; ya que muchos pueden pensar que esta saga versa sobre adolescentes enamorados, pero la realidad es que es una dura crítica contra una sociedad dominada por los medios de comunicación de masas con una población cada vez más descontenta, más oprimida y con menos ganas de seguir aguantando que los mismos controlen el poder (como España a día de hoy, más o menos)
Para cerrar el artículo hay que destacar la labor del reparto con una Jennifer Lawrence tan convincente como siempre, que se escuda en un grupo de secundarios de lujo, entre los que destacan Julianne Moore, Woody Harrelson o el fallecido Philip Seymour Hoffman, en su último papel.
Redactor: José Miguel Esporrín