¿Y si un día a la semana hacemos “crucis” y nada de lo que hagamos tuviera consecuencias?
El pasado viernes, 12 de junio despidió temporada el primero de los dos elencos que han representado “Los miércoles no existen” en el Teatro Fígaro de Madrid. Una despedida teatral que tendrá su regreso como película en otoño de 2015.
La versión cinematográfica de este guión de Peris Romano, que nació con vocación de guión para la gran pantalla, ya se está rodando con un reparto diferente al que ha pasado por las tablas madrileñas a lo largo de estas cuatro temporadas. Excepto por la participación de William Millar y Gorka Otxoa, los únicos que estarán en ambas versiones.
“Los miércoles no existen” es una dramedia romántica, una comedia que trata con humor temas cotidianos con los que te sientes identificado y de los que formas parte activa durante el espectáculo.
La historia de seis personajes contada de una manera desordenada. Cinco años de sus vidas resumidos en diez escenas claves cuyas decisiones marcaran sus relaciones.
Todo acto tiene su consecuencia o consecuencias a corto o largo plazo. Decisiones que provocan reacciones en cadena, aunque no se vean, aunque no se sepan, que afectan al entorno más cercano conocido o por conocer.
Además de los seis actores y el músico, un personaje fundamental para poder seguir la trama donde se mezclan aleatoriamente presente, pasado y futuro es el panel que sirve para introducir cada una de las escenas. Un par de palabras son suficientes para no perderte en esta desordena historia.
La combinación de dos elencos para representar seis personajes crea un dinamismo y una frescura que hace que cada función sea única. Un elenco coral por el que a lo largo de los años han pasado diferentes actores: Gorka Otxoa, Diana Palazón, Eva Ugarte, Luis Callejo, Irene Anula, Daniel Muriel, Alicia Rubio, Iñaki Ardanaz, William Miller, Armando del Río, Marta Solaz, Daniel Guzmán, Monica Regueiro, Javier Rey, Bárbara Grandío, Javier Albalá.
Dentro de esta original propuesta cabe destacar la presencia un músico que guitarra en mano va cantando reconocidas canciones como “No puedo vivir sin ti”, “Las hojas secas”… mientras los actores van cambiando la escenografía. Unas transiciones musicales que al público le impiden aplaudir de una manera tradicional pero en las que puede participar cantando o aplaudiendo a ritmo de la música. No se puede considerar un musical aunque tenga su momentazo musical. Ester Rodríguez y Alberto Matesanz son los encargados de poner la banda sonora en directo a esta representación en la que está permitido cantar y también hacer fotos.
La originalidad continúa a lo largo de toda la función con los actores saliendo y entrando del patio de butacas. Provocando que los espectadores se muevan ligeramente en sus butacas para poder seguir la acción, para estar más cerca de los personajes, para incluso ser participes y cómplices de lo que está sucediendo.
Y por último sólo diremos algo sobre el guiño cinematográfico que se realiza a través de un elemento del vestuario. Otro detalle divertido y original más a destacar pero no a desvelar. Esperamos que haya una quinta temporada para que lo descubras por ti mismo.
Redactora: Verónica González (Tapeando Radio)