Rulo y la Contrabanda lanzan un directo muy especial grabado en el marco incomparable del castillo de Argüeso. Una experiencia para los sentidos de obligada escucha. Letras que llegan directas al alma.
Os dejamos con la entrevista a Rulo, con motivo del lanzamiento de este último trabajo.
¿ Como ha sido la experiencia de este directo en el castillo de Argüeso?
En principio teníamos la idea de grabarlo en un teatro ya que es el resumen de una gira de 21 teatros más 9 que haremos ahora de presentación. Siempre he pensado que esta es la cara B de la banda, ya que tenemos piel de Rock n’ Roll pero también una parte más intimista. Pero se me ocurrió grabarlo en este castillo ya que lo conocía y lo tengo muy cerca de casa. Siempre que alguien viene a Reinosa le llevo a ver el castillo y el nacimiento del Ebro. Ha sido un intento de no hacer lo evidente. Es una empecinada mía en la que he liado a mucha gente, desde Warner a todo mi equipo. Ha sido una tarea muy dura ya que no está acondicionado para esto (montaje de luz, tomas de corriente, baños…), me he sentido como un salmón nadando a contracorriente, pero precisamente por eso ahora nos sabe tan bien. Me gustaría repetir la experiencia dentro de 5 o 10 años ya que nos ha dejado más agotados que los ciento y pico conciertos que llevamos en 2 años. Preparamos pacas de paja para que la gente se sentase y metimos unas 800 personas para que estuviesen cómodas. Ha sido una experiencia muy especial para mi.
¿Y a nivel personal haber conseguido hacer realidad este proyecto que ha significado?
Como público sólo le he dado una vuelta al DVD y pensé “vaya gozada”. Nunca pensé que fuese a quedar tan bonito ni que lo pudiese conseguir. Creo que cuando sudas las cosas, saben mucho mejor y esto lo hemos sudado muchísimo. De todas maneras no me regocijo mucho en esto porque cuando acabo una cosa soy de las personas que ya está pensando en la siguiente.
¿Y qué es lo siguiente?
Pues del 17 de Octubre al 16 de Diciembre tengo 21 conciertos en 9 países. Son 2 meses de locura en los que hacemos 4 países de Europa en 4 días: Dublín, Berlin, Edimburgo y Londres. De ahí hacemos 9 teatros más en España y volamos a Buenos Aires, Santiago de Chile, Bogotá, Medellín y Méjico.
¿Hay diferencia entre el público español y el de fuera?
Mucha. Pero pasa también en España. Yo siempre pongo el mismo ejemplo. Entre el público e Bilbao y Donosti hay mucha diferencia y están a menos de una hora, imagínate entre el público argentino o el mejicano, que están a 10 horas. En América Latina si que tienen un denominador común y es que viven la música como una religión, mientras que en Europa es ocio.
Tocar en Europa para mi no tiene mérito ya que tocas para españoles que hay fuera (estudiantes, Erasmus…). Lo que realmente me llena y me hace ver crecer a “la criatura” es tocar para el público de América Latina.
¿Dónde sueñas con tocar?
Siempre he querido tocar en Nueva York, es la ilusión de un rockero de provincias. Aunque como telonero con La Fuga he tenido la suerte de tocar en el Luna Park de Buenos Aires, en el estadio de Víctor Jara en Santiago de Chile o teloneando a Fito & Fitipaldis en Las Ventas. He tocado en lugares maravillosos y míticos de la música pero siempre quedan sitios dónde a uno le gustaría tocar como el Auditorio Nacional de Méjico.
También he tocado 2 canciones con orquesta sinfónica en esta gira en el Palacio de Festivales de Santander y fue una pasada. Una fue Días de Rock n’ Roll y la otra Buscando el mar. Ésta última la compuse en la bahía de Santander, a los pies del Palacio de Festivales. Fue como cerrar un círculo ya que la compuse allí y la terminé tocando allí con la orquesta sinfónica de Cantabria.
¿Cuál es la canción a la que tienes más cariño?
De las que he compuesto podría ser Pa’quí Pa´llá. Es la que más repercusión ha tenido y sigue muy vigente. La sigo tocando porque cuando la canto me sigo sintiendo cómo cuando la compuse. Mi vida sigue siendo estar todo el tiempo de aquí para allá y es lo que más me gusta.
De la época de Rulo y la Contrabanda tengo mucho cariño a Heridas de Rock & Roll, hay muchas tripas mías en esa canción.
¿Cómo es el proceso de creación de una canción para ti?
Necesito parar un poco porque si no paro no compongo y si no compongo me pongo nervioso. Siempre compongo con la guitarra, casi siempre acústica. Pocas veces funciono con un riff, compongo más tipo cantautor: 4 acordes, la letra y luego la banda le da color a todo. Para mi no es difícil hacer una canción, lo jodido es hacer una buena canción.
¿Cuántas canciones se han quedado en un cajón?
Muchas. A mi no me gusta sacar más de 10-11 canciones por disco. A pesar de que tenemos un público muy fiel que suele escucharlo entero al final son 3-4 canciones las que van a estar en tu lista de reproducción. No me gusta meter canciones de relleno y siempre se quedan fuera de cada disco 20-30, acabadas o inacabadas que no ven la luz. No las utilizo para mi siguiente trabajo. Si no me han valido para un disco no me sirven para el siguiente.
Si no hubieras acabado en la música, ¿en qué te verías?
Creo que en algo artístico, si fuese para alimentar el estómago yo empecé como pinche de fontanero con mi padre pero desde muy joven me metí en esto de la música. Con 18 años lancé mi primer disco con La Fuga y ya tenía canciones compuestas con 17 años.
¿Cómo has evolucionado personal y profesionalmente desde La Fuga a La Contrabanda?
Hay una frase del disco anterior, Especies en extinción, que se llama El mejor veneno y dice que 20 años después casi nada cambió. El 7 de septiembre hicieron 20 años de mi primer concierto con un grupo se que se llamaba Suicidio y yo me sigo viendo igual, han pasado 20 años y sigo siendo el mismo loco obsesionado por la música. En cuanto a evolución musical más que sólo La Fuga es una evolución del paso por las tres bandas en la que he estado. Es una progresión muy lógica.
¿En qué te sueles inspirar para tus letras?
En vivir, en viajar. Es algo muy visceral y muchas veces ni siquiera me lo planteo y descubro mis propias canciones cuando me habláis de ellas. La vida son tres cositas y, salvo que escribas de marcianos (risas) siempre se habla de encuentros y desencuentros, ya sean de amistad, de amor o desamor y experiencias vitales.
Es muy inspirador viajar, por ejemplo, El Vals del adiós si no fuera por todos los viajes que he hecho a América nunca hubiera salido.
¿Con quién te gustaría colaborar?
Con Sabina, seguro. También con Antonio Vega y Enrique Urquijo pero es imposible porque no están. También Calamaro que iba a colaborar en el disco anterior pero al final no pudo ser.
He tenido la gran suerte, no obstante, de poder cantar con la mayoría de mis ídolos y a veces no me creo que tenga el teléfono de todos (risas) o haber dormido en sus casas. Es el mayor regalo que me ha dado la música.
¿Cuál es la cara negativa de la música?
Heridas del Rock & Roll habla muy bien de eso. Son las renuncias, las ausencias. Yo tengo una cría de 7 años a la que veo menos de lo que me gustaría. Cuando llevas fuera de casa un tiempo y me llega una nota de voz de ella se me cae el alma a los pies, pero no tienes a penas tiempo para lamentarte porque o tienes una entrevista, un concierto, que subirte a un avión…
En tus canciones hablas mucho de otoño, melancolía ¿esa época del año te inspira más?
Es por ser del norte. Normalmente cojo la guitarra cuando está lloviendo. Cuando hace buen tiempo me bajo a la terraza del bar de abajo, me cojo la moto o me voy a pasear al monte. El clima también marca mucho la obra, se canta por soleares en Andalucía y no en A Coruña, que llueve 6 días de cada 7.
¿Tienes alguna manía antes de un concierto?
Yo soy muy pachorra. No me pongo nervioso antes de un concierto, lo he hecho toda la vida. Sólo me ataco un poco si tengo la voz tocada porque tengo la inseguridad de no dar a la gente lo que merece o lo que yo les quiero ofrecer.
Lo peor que me puede pasar es que toque actuar enfermo, porque ahí si es cuando tengo que actuar. Yo soy yo en el escenario pero cuando estás jodido tienes que poner buena cara y no te lo pasas bien. Por cada concierto que he tocado enfermo es un concierto que me he perdido.
Realmente no tengo ningún ritual. Lo único es que antes de cada concierto necesito con la banda media hora solos en el camerino para charlar y centrarnos, nos abrazamos y brindamos y soltamos nuestro grito de guerra: Nunca es una noche más.
¿Cómo llevas el hecho de que tus canciones formen parte de la vida de la banda sonora de muchas personas?
No me lo planteo, me parece cojonudo pero se pierde algo la esencia de algo que es tan tuyo. Escribir canciones es un acto de egoísmo puro y duro. Primero me tienen que gustar a mi, me tiene que servir de desahogo a mi y si emocionan a otros genial. De hecho si no lo hiciesen no podríamos dedicarnos a esto, pero intento no ser consciente de esa trascendencia para que no me trastoque el porqué y para qué las hago. No quiero que el acto tan primitivo de coger una guitarra y un papel esté condicionado.
Podéis seguir las novedades de Rulo y la Contrabanda en www.ruloylacontrabanda.comFollow