Mi primer artículo es un grito de intenciones. Quiero demostraros lo importante que es el color en nuestras vidas y en nuestros estados de ánimo. Quiero que veáis el potencial de un complemento, una barra de labios o una pedicura diferente, y que sacarse partido sea cual sea tu estilo va directamente conectado a los colores que más nos favorecen.
Con el paso de las estaciones nos volvemos rancios y opacos. Se debe en gran medida a que un tiempo lluvioso, gris y frío no inspira a divertirse jugando con la ropa, o el maquillaje. Sin embargo, llega la primavera y boom!!!, nos ponemos todas las flores, complementos étnicos, hippies, flúores y metálicos que encontramos en el armario. Lamento informaros que esa tampoco es la solución. En cierta manera estamos más dispuestos a transmitir que nos sentimos alegres, con energía, con ganas de fiesta y de aventura, pero el exceso nunca es amigo del estilo, por mucho que algunos diseñadores lleven esa máxima como bandera.
El estilismo tiene muchos nexos con el interiorismo. Si tienes una bellísima habitación no debes recargarla con cortinas, cojines y jarrones, debes buscar un punto de focalización y recrear a su alrededor una armonía, solo así el conjunto tendrá sentido. Pasa lo mismo con nosotros, somos como pequeñas piezas a ensamblar. El color de nuestro pelo, de los ojos, de la piel, la forma de nuestro cuerpo y el tamaño,… no podemos resaltarlo todo, debemos conocernos y detallarnos para saber que potenciar. Y aquí van unas pautas generales para llevarnos el color a nuestro terreno y que refleje quienes somos.
A nivel profesional los colores suelen centrarse entre los todopoderosos negro, gris, camel y blanco. Me parecen prácticos y funcionales, por no hablar de los ya perpetuos vaqueros informales pero profesionales. Vale, pero podemos añadirle un pañuelo estampado, un bolso con un color llamativo, unos pendientes en contraste o incluso una manicura divertida. Dirá mucho más de nosotros que si nos mantenemos planos como una hoja de papel para no desencajar.
A nivel social puedes arriesgarte más y salir victoriosa, pero nunca más de un estampado, más de un brillo o lentejuelas y no más de un complemento atrevido. Para entendernos, si juntamos unas sandalias doradas, una manicura azul eléctrico, un bolso verde lima y un top estampado étnico, no vamos bien, por mucho que llevemos el comodín de un vaquero.
Y como olvidar allá a donde deberían ir todas las miradas, al rostro. En muchas revistas aparecen maquillajes espectaculares, llenos de color, de brillos, de exuberancia, pero en la vida real las portadas de revistas venden imaginación, hay que coger lo que nos guste y desechar lo que no, destacar la mirada, la boca, o los ángulos perfectos de nuestro rostro, pero jamás todo el pack. El rostro es como un cuadro y el pelo es su marco, ambas piezas tienen que estar unidas y verse bien. Una piel luminosa no necesita mucho más, un pelo brillante y arreglado cubrirá con creces que no lleves un maquillaje muy elaborado, pero para que la ecuación esté bien hecha hay que pararse un minuto a pensar delante del espejo. Y ahí está nuestro primer y más grave error, no somos las chicas de las revistas, porque con tanto efecto y retoque ni siquiera las propias chicas de revistas son ellas. Si has entendido esta frase estás a salvo de muchos errores de estilismo.
Por último, hablar de otro papel importante que nos dan los colores: el de crear ambientes. Si necesitamos paz, tranquilidad y sosiego hay tonos que recrean esas sensaciones en nuestro cerebro. Si por el contrario precisas dinamismo, energía y actividad, los más brillantes y fuertes son los indicados para conseguir ese plus vitamínico en nuestro sistema, así como los ambientes oscuros y sombríos nos dan sensación de nostalgia y abatimiento, de soledad o de misterio.
No somos ajenos al poder del color, usémoslo a nuestro favor.
Sigrid Sirvent (Diario de Boda)
Imágenes enviadas por Sigrid, encontradas en Internet (desconocemos los autores).Follow