Vivimos la experiencia teatral, «Hamlet entre todos», en la que el público se convierte en parte activa de la obra, representada el 20 y 21 de Octubre en la Sala Cuarta Pared (Madrid).
Una experiencia inmersiva única, donde es necesaria la participación activa de los espectadores. En ningún caso se pondrá en riesgo la dignidad de los participantes. Cinco ayudantes en escena (la Guardia del príncipe Hamlet) acompañarán en todo momento a los espectadores durante la experiencia guiando sus acciones e intervenciones. El espectador podrá decidir participar o no en la acción y cómo hacerlo.
Los espectadores han sido convocados a la Boda del rey Claudio y la reina viuda Gertrudis. Al llegar al Teatro se dividen en cuatro grupos: Claudios: Tíos de Hamlet, hombres de edad adulta, ocupan todos ellos una grada. De este grupo saldrá el espectador que represente al Padre de Hamlet (el Espectro) y a Polonio (padre de Ofelia y Laertes). Gertrudis: Madres de Hamlet, mujeres de edad adulta, ocupan todas ellas una grada. Horacios: Mejores amigos de Hamlet, chicos jóvenes de la edad de Hamlet o de espíritu y corporeidad juvenil, son los espejos donde Hamlet se mira, son sus iguales, sus pares y ocupan todos ellos una grada. De este grupo saldrá Laertes y Guildenstern y Rosencrantz. Ofelias: Las amantes de Hamlet, chicas jóvenes de la edad de Hamlet o de espíritu y corporeidad juvenil, mantienen una relación íntima con él de secretos y confesiones. Los espectadores convocados podrán elegir al comienzo de la función si quieren representar personajes que no pertenezcan a su sexo y edad. El actor que interpreta a Hamlet decidirá la configuración final de cada grada.
Una quinta grada, vacía, la más amplia. Hamlet escogerá al comienzo de la función quién representará al ESPECTRO de su padre hasta el final de la función. Este espectador ocupará esta grada. Cada vez que un personaje muera, el espectador que lo represente (Ofelia, Polonio, Gertrudis, etc…) acompañará al Espectro en esta grada, la propia platea del teatro. Cuanto más grande sea, mejor representará el abismo.
Hamlet solo en escena. Podríamos pensar que todo es una proyección de su mente, que todo es conciencia: el espacio, las gradas, los espectadores mirándole, todo es representación, testigos mudos del dolor del príncipe, espectadores silenciosos alrededor de Hamlet, intentando desentrañarle, comprenderle. Hamlet los necesita y los ama, al mismo tiempo que su mirada y su silencio le condenan. Hamlet es la medida del hombre. Desconfía de todos pero les necesita para llegar al final. Podríamos pensar que son fantasmas que le recuerdan su crimen, su egoísmo, su cobardía, su mediocridad, su dolor. O simples espectadores que le desafían. En cualquier caso, Hamlet les necesita como a los cómicos que llegan a la corte para representar su tragedia.
Hamlet no escribe ni lee como el ilustrado del siglo XVI. Nuestro Hamlet es un joven que no ha cumplido aún los treinta años (como el actor que lo interpreta) y que ha encontrado en la música su modo de expresión, su conexión con lo que hay más allá. Nuestro Hamlet renuncia a las palabras porque no definen bien el mundo en el que se encuentran ni a las gentes que lo habitan. La música es su tabla de salvación de ahí que el espectáculo sea un concierto electroacústico. El proyecto se fundamenta en la construcción del mundo de Hamlet con el público. A través de acciones guiadas, diferentes espectadores asumirán roles durante la función, pudiendo quedarse al margen como meros testigos si lo desean. La participación de los grupos es esencial para el transcurso del drama, la idea es construir Hamlet entre todos.
Sobre la compañía, Los Números Imaginarios, nace en 2013 como compañía de investigación escénica. Su línea de trabajo se fundamenta en las bases del teatro experiencial e inmersivo donde es esencial la interacción con el espectador y en la reflexión sobre textos de repertorio para su actualización contemporánea.
Protagonizada por Alejandro Pau como Hamlet con un fantástico trabajo interpretativo, durante unas cuatro horas, actuando e interactuando constantemente con el público, conduciendo la obra, cantando con su guitarra… que consigue que vivamos a través de él ese sentimiento de amor hacia su padre y venganza, combinando el drama con pinceladas de humor.
Destacar la gran involucración y participación del público.
Una versión fiel a la obra y esencia de Shakespeare, con una gran carga emocional, respetando la parte clásica, incorporando una puesta en escena, representación y parte más actualizada, la parte musical con un repertorio músical muy acertado, el incorporar la parte musical a través de distintas canciones cantadas y tocadas por Hamlet y su guitarra, es un elemento realmente original, que conecta muy bien con la atmósfera que se crea inmersos en la representación.
Nos adentramos en la esencia de Hamlet, a través de cuatro personajes esenciales, su tío, el futúro Rey, tío de Hamlet y hermano de este, fallecido, la reina Gertrudis, madre de Hamlet, Horacio, el amigo y confidente de Hamlet y Ofelia, su enamorada. Maravillosa organización y coordinación, para poderla llevar a cabo. El espectador, no solo asiste a una maravillosa representación/puesta en escena de uno de los mayores clásicos teatrales, sino que participa de ello. Hamlet visto desde un personaje de la obra, en mi caso, fué la reina Gertrudis, madre viuda de Hamlet.
Un espectáculo bastante completo, pero sobre todo, no es solo ver una representación teatral, como espectador, sino participar de la representación, conectando con el alma/esencia de los principales personajes de Hamlet.